miércoles, 12 de febrero de 2014

¡A la mierda, idiotas!



Si a estas alturas del campeonato aún no ha estallado una revuelta, dicha sublevación jamás tendrá lugar. Hace un par de años, cuando este blog vio la luz virtual por primera vez, quien aquí se expresa aún albergaba esperanzas acerca de la posibilidad de que se organizara una reacción popular. Actualmente, no cuento con la más mínima fe en ese sentido.

Han sido dos años repletos de agresiones brutales, de recortes, de retrocesos sociales impensables hace apenas un lustro, de casos de corrupción puestos al descubierto día sí día también, de actuaciones policiales fascistas, de desahucios, de hambruna infantil, de tasas de desempleo que superan la población total de algunos países, de descaradas pantomimas judiciales diseñadas para proteger a la mafia, de privatizaciones (¿queda algo público? Ni siquiera la muerte es pública ya que incluso para largarse de este mundo uno debe costear, no ya el precio de la urna –el ataúd y la parcela en el cementerio son para las clases altas- sino un nada despreciable número de tasas) y aquí no ha pasado absolutamente nada.

 La gente que aún tiene un trabajo se ha quedado sin pagas extra, se ha avenido con estoicismo a derrochar un sinfín de horas extra no remuneradas -porque, claro, somos afortunados por tener un empleo "con la que está cayendo"-,  ha contemplado impasible cómo su sueldo base menguaba de manera sustancial mientras el precio de los bienes y servicios más básicos (luz, agua, gas, comida, educación, sanidad, transporte), que deberían ser públicos, ha experimentado sucesivos aumentos hasta alcanzar cotas delirantes.

El currela ha aceptado transformarse en un esclavo a la vieja usanza, sin el maquillaje del "bienestar". Es más, muchos curritos compiten en sus respectivos puestos de trabajo para demostrar al patrón quién está dispuesto a ser mejor esclavo: hasta este extremo ha llegado el miedo a perder el empleo. Y ¿cuál ha sido la reacción? NINGUNA, más allá de las manifestaciones-batucada de siempre y de un Gamonal que ya ha terminado. 



 



En primera persona he podido constatar cómo esos currelas que han ido perdiendo derechos y dignidad a pasos agigantados vuelven a su lugar de trabajo el lunes y se ponen a hablar de fútbol o del partido de baloncesto del fin de semana, aparentemente ajenos a toda la miseria que, inexorablemente, están tragando; aparentemente ajenos a la inmoralidad de los deportes-espectáculo que, si bien llevan mucho tiempo siendo inmorales, hoy en día deberían equivaler a un insulto, teniendo en cuenta las millonarias condiciones de vida de esos presuntos deportistas (que compiten llenos de droga hasta las cejas y que se jubilan a los 30 mientras el currela medio tendrá que trabajar de sol a sol hasta que muera) y la gestión privada de la que son objeto esos shows deportivos pese a su naturaleza originariamente popular. Pero no, el balón de oro, el fallo de la Bomba Navarro el último domingo… Siguen siendo los leimotivs dialécticos del currela medio. Así que digámoslo sin ambages: NO HAY NADA QUE HACER.

Los que todavía tenemos una pizca de materia encefálica en el cráneo nos tendremos que joder, ya que nosotros no somos culpables de constituir una inoperante minoría. Nos percatamos de la situación, quisiéramos actuar, pero siendo sólo una minoría no pasaríamos jamás de colectivo freak o como mucho lograríamos que nos tildaran de terroristas y que nos acabaran torturando en alguna comisaría.

No se podría tachar de terrorista a una mayoría insurrecta, pero la mayor parte de la clase obrera dista mucho de ser insurrecta de modo que mientras la mayoría siga estando compuesta por imbéciles, los que aún tenemos esa extraña manía de pensar no tenemos nada que hacer, aparte de pagar con nuestras vidas por la idiotez de la gran masa, cuyas perspectivas se limitan a ir tirando mientras no me toquen mi playstation, mi smartphone, mi twitter, mi whatsap y mi fin de semana repleto de idiotizantes eventos deportivos (de pago) protagonizados por niñatos millonarios dopados hasta el cuello.


La batidora de gustos: PSOE, el partido de la Dispposición de España ...
Y deja de joder a quienes somos pueblo pero no idiotas.



Por todo ello anuncio el fin de este blog, que nació con  la voluntad de despertar conciencias pero que, a fin de cuentas, me ha llevado a concluir que ya puedes difundir la efigie sonriente de la infanta cristina entrando en el juzgado, que en el fondo el idiota no prestará atención a esa información porque para su paralizada sesera es mucho más importante llegar al curro sabiendo quién ganó el balón de oro. Y encima, con la nueva ley mordaza, aún asumes el riesgo de que te apliquen ley antiterrorista si te dedicas a arremeter contra los psicopáticos dueños de este mundo de mierda.



Futbolistas millonarios con impuestos proletarios | Igooh - Expresión ...
¿Has visto qué injusto? No le han dado el balón de oro a messi.



La humanidad ya está muerta y, posiblemente, merece morir aún más. De dicha humanidad-basura excluyo la consciente minoría -entre la que me cuento- que, al ser minoría, jamás podrá abandonar el papel de víctima. Víctima de la masiva idiotez ajena.

No tengo nada más que decir.

 






jueves, 7 de marzo de 2013

¿Por qué aún no hemos matado a nadie?

¿Por qué no ha estallado todavía una revuelta social? ¿Está en lo cierto Susan George al afirmar que España constituye un terreno de pruebas para que la élite dilucide la ubicacion del límite de las tragaderas de un pueblo, para que calibre hasta qué punto puede la gente asimilar el maltrato sistemático sin sublevarse? Es probable que así sea y, desde luego, es seguro que la oligarquía (tanto la autóctona como la internacional, que en realidad están más que vinculadas) ya ha previsto la consumación de una revuelta así como las posibles reacciones del sistema al respecto.

 http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2012/10/17/espanoles-son-ratas-laboratorio-ver-castigo-toleran-rebelarse/945362.html



¿Morir como un rebelde?¡No!Tengo una partida a medias en la Xbox.

En general no se ha producido una revuelta porque la gente teme perder su miserable existencia, aunque en su fuero interno anhele que alguien dé la vida por aniquilar, pongamos, a un banquero. Uno, por lo común, espera que el próximo desahuciado suicida, en vez de limitarse a tomar las de villadiego tirándose por el balcón más cercano, se lleve a algún hijo de la gran puta por delante. De este modo, mientras todos esperan que alguien lleve a cabo lo anteriormente descrito, nadie actúa.
En resumidas cuentas, la mayoría aún siente demasiado apego a su vida, a la mediocre perspectiva de morir lentamente inmersos en una enajenación inexorable aderezada con una pizca de alzheimer, y a su vez, la mayoría teme sobremanera la muerte rápida, digna, consciente y relativamente indolora que puede hallar un revolucionario (muerte que suele ser ocasionada por un pelotón de fusilamiento o por un fulmíneo balazo recibido en pleno campo de batalla). En cualquier caso, ésta última me parece una muerte preferible al alzheimer o a la degradante caída libre que experimentan los ancianos en las residencias para la tercera edad. ¿O es que aún no os habíais dado cuenta de que SOMOS ESCLAVOS y de que el sistema, entre esclavizantes jornadas laborales y paupérrimos salarios, no nos deja tiempo ni recursos para dignificar siquiera a nuestros ancestros, vivos o muertos?
Otra posibilidad es que la gente, como apunta el gran poeta Fernando Pessoa en su poema sobre el suicidio, albergue remordimientos anticipados por el dolor que su propia muerte pueda causar a sus seres queridos. A ello yo replicaría lo mismo que el genio luso: tranquilo, pocos te recordarán. Y los que lo hagan, mayormente, lo harán dos veces al año a modo de efemérides: el día que se cumplan años desde tu nacimiento, y el día que se cumplan años desde tu muerte. Nada más.
Dicho lo previo, concluyo que, una vez superado el miedo, el pueblo debe iniciar el proceso revolucionario tomando como modelo la revolución más exitosa de la historia, esto es, la Revolución Cubana -aunque Castro se haya mostrado posteriormente como un ser megalómano, la revolcuión fue un éxito: lo cortés no quita lo valiente-.
No se trata de emprenderla a pedradas contra los antidisturbios,que, a fin de cuentas, no son más que perritos obedientes del poder sin ninguna autoridad real. Se trata de actuar con inteligencia, de organizar milicias y guerrillas a imagen y semejanza de las guerrillas cubanas y de realizar ataques repentinos y retiradas súbitas.
Los objetivos de dichos ataques deben ser sedes bancarias, sedes locales de empresas multinacionales, residencias particulares de banqueros, de políticos, de grandes empresarios, de miembros de la nobleza o de la monarquía (todos sabemos, por ejemplo, que Urdanga tiene su palacete en Pedralbes) y demás calaña parasitaria.



Jamás hubo dos Españas: hubo una lucha desigual entre el pueblo y la puta oligarquía.

En el Facebook todo el mundo es el Che Guevara...

pero a la hora de la verdad, a ver la tele y a la cama, que mañana es laborable.




Antes de dormir...¡Cojamos fuerzas viendo Tele5 como una familia feliz!


Establecido este propósito revolucionario no queda otra que preguntarse: ¿dónde puede el pueblo obtener las armas? Efectivamente, armado con sartenes y cuchillos jamoneros el pueblo es poca cosa más que carne de cañón. El sistema, por su parte, ya se encargó de impedir que el populacho pudiera acceder a las armas por la vía legal. Conque las alternativas son tres: recurrir a la red, terreno que aún está poco acotado en términos mercantiles; acudir al mercado negro -léase desplazarse a La Mina a negociar con traficantes o con yonkis enfundados en un chándal, con el consiguiente riesgo de recibir un balazo del arma que pretendes comprar- o bien asaltar de forma masiva uno de los polvorines -de la estepa- locales, tal como hicieron los revolucionarios franceses al tomar la Bastilla.
http://www.tirbcn.com/

 


Ni antidisturbios ni leches: somos más.


Si 100 personas tratan de hacerse con las armas, probablemente los perritos antidisturbios podrán controlar la situación. Si en vez de 100 lo intentan 15.000, los putos antidisturbios huirán como las niñas cobardicas  que en verdad son. 15.000 personas no son tantas, con eso ni siquiera se llena una octava parte del Camp Nou. Cierto es que la pasma podría abatir a alguno de los asaltantes, pero desde luego
el puerco de la ley acabaría muriendo aplastado por la determinación popular. Y de eso se trata.