jueves, 7 de marzo de 2013

¿Por qué aún no hemos matado a nadie?

¿Por qué no ha estallado todavía una revuelta social? ¿Está en lo cierto Susan George al afirmar que España constituye un terreno de pruebas para que la élite dilucide la ubicacion del límite de las tragaderas de un pueblo, para que calibre hasta qué punto puede la gente asimilar el maltrato sistemático sin sublevarse? Es probable que así sea y, desde luego, es seguro que la oligarquía (tanto la autóctona como la internacional, que en realidad están más que vinculadas) ya ha previsto la consumación de una revuelta así como las posibles reacciones del sistema al respecto.

 http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2012/10/17/espanoles-son-ratas-laboratorio-ver-castigo-toleran-rebelarse/945362.html



¿Morir como un rebelde?¡No!Tengo una partida a medias en la Xbox.

En general no se ha producido una revuelta porque la gente teme perder su miserable existencia, aunque en su fuero interno anhele que alguien dé la vida por aniquilar, pongamos, a un banquero. Uno, por lo común, espera que el próximo desahuciado suicida, en vez de limitarse a tomar las de villadiego tirándose por el balcón más cercano, se lleve a algún hijo de la gran puta por delante. De este modo, mientras todos esperan que alguien lleve a cabo lo anteriormente descrito, nadie actúa.
En resumidas cuentas, la mayoría aún siente demasiado apego a su vida, a la mediocre perspectiva de morir lentamente inmersos en una enajenación inexorable aderezada con una pizca de alzheimer, y a su vez, la mayoría teme sobremanera la muerte rápida, digna, consciente y relativamente indolora que puede hallar un revolucionario (muerte que suele ser ocasionada por un pelotón de fusilamiento o por un fulmíneo balazo recibido en pleno campo de batalla). En cualquier caso, ésta última me parece una muerte preferible al alzheimer o a la degradante caída libre que experimentan los ancianos en las residencias para la tercera edad. ¿O es que aún no os habíais dado cuenta de que SOMOS ESCLAVOS y de que el sistema, entre esclavizantes jornadas laborales y paupérrimos salarios, no nos deja tiempo ni recursos para dignificar siquiera a nuestros ancestros, vivos o muertos?
Otra posibilidad es que la gente, como apunta el gran poeta Fernando Pessoa en su poema sobre el suicidio, albergue remordimientos anticipados por el dolor que su propia muerte pueda causar a sus seres queridos. A ello yo replicaría lo mismo que el genio luso: tranquilo, pocos te recordarán. Y los que lo hagan, mayormente, lo harán dos veces al año a modo de efemérides: el día que se cumplan años desde tu nacimiento, y el día que se cumplan años desde tu muerte. Nada más.
Dicho lo previo, concluyo que, una vez superado el miedo, el pueblo debe iniciar el proceso revolucionario tomando como modelo la revolución más exitosa de la historia, esto es, la Revolución Cubana -aunque Castro se haya mostrado posteriormente como un ser megalómano, la revolcuión fue un éxito: lo cortés no quita lo valiente-.
No se trata de emprenderla a pedradas contra los antidisturbios,que, a fin de cuentas, no son más que perritos obedientes del poder sin ninguna autoridad real. Se trata de actuar con inteligencia, de organizar milicias y guerrillas a imagen y semejanza de las guerrillas cubanas y de realizar ataques repentinos y retiradas súbitas.
Los objetivos de dichos ataques deben ser sedes bancarias, sedes locales de empresas multinacionales, residencias particulares de banqueros, de políticos, de grandes empresarios, de miembros de la nobleza o de la monarquía (todos sabemos, por ejemplo, que Urdanga tiene su palacete en Pedralbes) y demás calaña parasitaria.



Jamás hubo dos Españas: hubo una lucha desigual entre el pueblo y la puta oligarquía.

En el Facebook todo el mundo es el Che Guevara...

pero a la hora de la verdad, a ver la tele y a la cama, que mañana es laborable.




Antes de dormir...¡Cojamos fuerzas viendo Tele5 como una familia feliz!


Establecido este propósito revolucionario no queda otra que preguntarse: ¿dónde puede el pueblo obtener las armas? Efectivamente, armado con sartenes y cuchillos jamoneros el pueblo es poca cosa más que carne de cañón. El sistema, por su parte, ya se encargó de impedir que el populacho pudiera acceder a las armas por la vía legal. Conque las alternativas son tres: recurrir a la red, terreno que aún está poco acotado en términos mercantiles; acudir al mercado negro -léase desplazarse a La Mina a negociar con traficantes o con yonkis enfundados en un chándal, con el consiguiente riesgo de recibir un balazo del arma que pretendes comprar- o bien asaltar de forma masiva uno de los polvorines -de la estepa- locales, tal como hicieron los revolucionarios franceses al tomar la Bastilla.
http://www.tirbcn.com/

 


Ni antidisturbios ni leches: somos más.


Si 100 personas tratan de hacerse con las armas, probablemente los perritos antidisturbios podrán controlar la situación. Si en vez de 100 lo intentan 15.000, los putos antidisturbios huirán como las niñas cobardicas  que en verdad son. 15.000 personas no son tantas, con eso ni siquiera se llena una octava parte del Camp Nou. Cierto es que la pasma podría abatir a alguno de los asaltantes, pero desde luego
el puerco de la ley acabaría muriendo aplastado por la determinación popular. Y de eso se trata.