miércoles, 16 de mayo de 2012

Pan y circo


Er furbol ez azín
Er fúrsbol ez azín



El fútbol es pasión y sin pasión no hay vida. Hasta aquí todo bien. ¿Pero debemos suponer que ello justifica el bochornoso dispendio que llevan a cabo los clubes de fútbol españoles? Naturalmente, en este artículo vamos a sostener lo contrario.
Antes de empezar a arremeter contra el stablishment balompédico, quiero anticipar que en el presente artículo me basaré en el Real Madrid por considerarlo un modelo ejemplar de la mafia futbolística. Cabe aclarar en este punto que todos los equipos de fútbol profesional que juegan en la primera división (con Madrid y Barça a la cabeza) son auténticas mafias endogámicas donde los ricos se hacen todavía más ricos. Una vez dicho esto, hay que añadir que en lo concerniente a modelos deportivos mafiosos, el Real Madrid, pese a no ser el único caso ni mucho menos,  sí es el club que se lleva la palma.
En primer lugar, cabe recordar que el equipo de fútbol que anualmente (o casi anualmente) bate todos los récords en materia de fichajes caros es el Real Madrid. Eso resulta especialmente curioso y falto de sentido si tenemos en cuenta que 1.- España no es, ni de lejos, el país con mayor potencial económico de Europa 2.- Múltiples clubes europeos son propiedad de multimillonarios contra quienes, a priori, los clubes “del pueblo” no deberían tener nada que hacer. ¿Cómo logra el Real Madrid competir con esos equipos hasta gastar más dinero que todos ellos? La respuesta es sencilla: gran parte de esos fichajes los pagamos entre todos los españoles, la otra parte –y eso ya es vox populi-  resulta útil como método para que los grandes mafiosos (Florentimo Pérez) blanqueen dinero y adquieran, ya puestos, suculentas comisiones. Aquí tenéis un link con un artículo donde se detalla que el fichaje del niñato portugués malformador de la lobotomizada infancia nacional lo pagamos entre todos los españoles:
Después aún saldrá Butragueño, con su jeto de ejecutor nazi, aseverando que FlorenTImo es un ser superior. Desde luego tiene que serlo, porque de lo contrario no me explico que un ladrón a gran escala como él aún arranque sonoros aplausos de los aficionados merengues (loc cuales a duras penas llegan a fin de mes, en su mayoría). Pero más que destacar la presunta supeioridad del sr.pérez -superioridad que a mí se me antoja falaz hasta extremos insultantes- yo destacaría la idiotez crónica de dichos aficionados, incosncientes víctimas del hurto sistemático, ya que para el tema que nos ocupa, resulta mucho más esclarecedora.
En el año 2003, cúspide absoluta del despilfarro blanco (época de los llamados galácticos) salió a la luz la siguiente información: ninguno de esos galácticos fichajes iba (aunque bien podríamos decir IVA) a suponer ningún tipo de ingreso para Hacienda. Los abogados del Madrid se encargaron de liberar al club blanco de ese deber, digamos, “patriótico”, ya que tanto gustan de emplear ese tipo de vocablos en la demagógica y populista “casa blanca” (pese a que apenas firman a jugadores nacionales).

Eso sí, luego a ti te subirán el IVA y mucho ojito con quejarse, no vaya a ser que te saquen un ojo con una bola de goma.
 Pero la cosa no acaba ahí. Los llamados galácticos tenían la cómoda costumbre de no pagar al fisco. Lo mismo que Al Capone, vamos:

Teniendo en cuenta que estamos hablando de extranjeros que se hacen millonarios en España, la cosa adquiere especial relevancia. Desde aquí insto al lector a que imagine cómo reaccionaría el sistema si él/ella decidiera defraudar a Hacienda. La respuesta es simple: lo enchironarían ipso facto. Que cada cual saque sus conclusiones, pero que las saque antes de comprarse la nueva camiseta de “su” equipo de fútbol, ya que a la luz de todo lo expuesto, resulta evidente que los beneficios obtenidos en concepto de venta de camisetas sólo servirán para empobrecer aún más al país.
Para más inri, cabe añadir que el Real Madrid sólo ha pagado los intereses correspondientes al préstamo que recibió de Bankia para costear los fichajes de Kaká (ese gran predicador de la caridad cristiana, jajaja) y Cristiano Ronaldo (el que es millonario "porque yo lo valgo):


http://ecodiario.eleconomista.es/interstitial/volver/orangesubv/futbol/noticias/3959385/05/12/El-Real-Madrid-solo-ha-pagado-a-Bankia-los-intereses-por-Cristiano-Ronaldo-y-Kaka.html

Por otra parte, ¿cómo se explica que un club que ha estado reiteradas veces en la bancarrota total resurja siempre de sus cenizas con un buen pastizal para pulverizar récords de fichajes? El término “pelotazo inmobiliario” -que es ya de dominio público- nos resulta muy oportuno para explicar tal incongruencia. Todo parece indicar que el “ser superior” FlorenTIMO Pérez vendió unos terrenitos del club al ayuntamiento de Madrid por un valor varias veces superior al real. Recientemente “el ser superior” ha tratado de hacer lo propio, pero en Europa le han parado los pies.
Después de todo lo manifestado, asoma el gran interrogante: ¿qué hacer si no quiero dejar de ver partidos de fútbol y al mismo tiempo me jode ver cómo juegan, one more time, con nuestras vidas?
En primer lugar, hay que negarse a contratar canales de pago. Es aberrante que un deporte popular por definición, como el fútbol, caiga en las usureras manos de emperadores mediáticos. Si quieren hacer negocio, que lo hagan con deportes de ricos, como la F1-sponsorizada por múltiples empresas bilderbergers- o el golf  –deportes que, por cierto, no sigue nadie ya que los ricos, por naturaleza, son una minoría, y sólo ellos pueden practicarlos-.
 El fútbol,  un deporte que CUALQUIERA puede practicar debido a su simplicidad y a su humildad estructural, debe ser patrimonio del pueblo. Si resulta que, por no contratar dichos canales, me pierdo partidos, se tratará de un sacrificio constructivo y de un mal menor: no debemos ser partícipes masoquistas de esta estafa.
Cada euro que pagas a GolTv o Canal Plus sirve para que la estrellita de turno cobre 10 millones netos al año, para que FlorenTimo argumente que el pueblo pide ser robado con tal de que traigan a Gitano Ronaldo y para que el "ser superior" vaya soltando demás argucias populistas.
Aquí podéis corroborarlo: FlorenTimo afirmó que para mucha gente la única alegría de sus insulsas vidas es el Real Madrid, y claro está, él es el portador de la felicidad con sus fichajes galácticos que nos vacían los bolsillos a todos los españoles:
 Ningún jugador debería cobrar las burradas que usualmente perciben y si contratáis esos canales, compráis camisetas oficiales, adquirís videojuegos con sus derechos de imagen, compráis periódicos deportivos… Estáis alimentando el pastel.  Ellos argumentan que la vida laboral de un futbolista es corta y que por ello deben cobrar mucho. Vaya, que tú te jubilarás a los 75 (con suerte) y ellos a los treinta y pocos ya pueden irse a las Bahamas con su millonario botín porque resulta que su carrera es muy breve –qué pena-, casi tanto como su formación cultural y su bagaje vital.
Es muy lógico que gentuza como FlorenTimo quieran mantener al vulgo lobotomizado con el espectáculo futbolístico. Una vez más, el poder se basa en una máxima romana: pan y circo. Mientras el populacho pueda llenarse el estómago con comida basura y tenga la posibilidad (cada vez más cara, por cierto) de ver partidos de fútbol, no constituirá un peligro.
Por úlrimo, quiero añadir que con tal de devolver al fútbol el status de deporte popular es indispensable que se anule la Ley Bossman. Dicha ley sólo favorece a aquellos clubes con mayor capital (que pueden dedicarse a coleccionar cromos de cualquier nacionalidad) y desnaturaliza a los equipos de fútbol (ya vemos lo español que es el Real Madrid, con más integrantes lusos que autóctonos). Y al mismo tiempo, hay que limitar el número de equipos profesionales en España. No debería haber más de 15, puesto que es, a todas luces, inmoral que haya tanta gente ganándose la vida -la suya y la de sus nietos- gracias al fútbol. Ya es hora de que los jugadores que no tengan un auténtico talento futbolístico -y los que lo tienen no abundan- se busquen un trabajo de verdad, de esos que suponen un bien para la comunidad.

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